Cada quien tiene cerebro para pensar y actuar como se le venga en gana.
Los hechos están allí, tergiversados por los protagonistas, por los testigos, por los periodistas, por los políticos y por quien así lo requiera ante alguien que lo escuche. No hay por qué subestimar a quien no piensa igual que una, aunque una crea, aunque parezca, que una tiene la verdad. Tal vez los demás también están muy preocupados porque no trabajas en el gobierno, porque no estás pensando igual que ellos o porque creen que ser gay es mejor que ser heterosexual, incluso porque no quieres tener hijos o porque sigues tomando refrescos aunque seas diabética; cualquier incoherencia para nosotros, es perfectamente lógica para otros.
Eso sí, todos caemos en el absurdo de la masturbación mental al ser políticamente correctos, dando consejos a la ciudadanía sobre cómo sí se debe participar.
Facebook no es espacio público, no se hace política en ese servicio que registra y vende información a los gobiernos, al igual que este otro servicio gratuito de blogueo.
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