viernes, 9 de agosto de 2013

Sumo este blog a la maraña de publicaciones personales que cada internauta va subiendo a la azotea virtual.

En México, muchas cosas inútiles, olvidadas o por componer, los llamados tiliches se acumulan en las azoteas, expuestos al sol, a las lluvias, al polvo y al plomo. Esto es lo que ha pasado con mi escritura: la he ido relegando, olvidando, descuidando y ocultándola en un lugar donde no puedo confrontar mis propias ideas, donde no se puede arreglar nada.

Estoy en medio de otra mudanza, la sexta en tres años, y es hora de sacar la basura de la cabeza; escombrar entre los tiliches a ver si queda alguna idea reluciente en un escondrijo o al menos una reciclable. Por ahí puede surgir algún ofendido o quizá cualquier otro especimen, algún interesado en espulgar entre sus mugres conmigo a través del dichoso blog. Les dejo mi tendedero de ideas y una foto de Manuel Álvarez Bravo, tomada en 1941, para empezar.



Manuel Álvarez Bravo, Desde la azotea, 1941,
tomada de la cuenta en Facebook de la Fundación Mapfre para la Cultura.